INGREDIENTES
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100
gr. de judías blancas.
500
gr. de habas secas.
1
trozo de espinazo.
1
rabo de cerdo.
1
trozo de careta de cerdo.
1
oreja de cerdo.
1
hueso de jamón.
1
pata de cerdo.
1
morcilla de cebolla.
1
hoja de laurel.
Sal.
1
chorreón de aceite de oliva.
PREPARACIÓN
La
noche anterior se ponen las judías y las habas en remojo.
Al
día siguiente se quita la uña a las
habas y se echan, junto a las judías, en una olla de barro con el espinazo, el rabo, la oreja,
la careta y la pata del cerdo y el hueso de jamón, y se ponen a cocer con agua,
sal y la hoja de laurel.
Cuando
rompa el hervor bajar la lumbre y cocer a fuego lento unos 30 minutos.
Añadir
entonces la morcilla y dejar cociendo hasta que todo esté tierno.
Dejar
reposar antes de servir.
Esta
olla de San Antón es un plato representativo de la cocina granadina.
La
tradición manda elaborarlo el 17 de Enero, fiesta de San Antonio Abad,
protector de los animales. Su fiesta
coincide con la época de la matanza del
cerdo, razón por la cual este plato se hace a base de productos del mismo.
También
es un plato típico de Jaén, cocinándose igualmente en esta fecha. Pero además
lleva asociado una serie de tradiciones y
así entre ellas, en la vigilia
del día de San Antón, se encienden las lumbres en cada plaza o calle de Jaén,
acudiendo a ellas los vecinos a festejar ese día.
Para
ello, en la semana anterior, niños y mayores van recogiendo por las calles
trastos viejos, maderas, cartones y cualquier otra cosa susceptible de ser
consumida por el fuego, para hacer la lumbre más grande de la noche,
compitiendo en buena lid con las fogatas de otras plazas o calles.
Para
ello van recorriendo las calles, cantando una vieja canción, que dice así :
Queremos
tirajitos,
Queremos
tirajitos,
Queremos
tirajitos,
Pá
la lumbre San Antón.
Son
días de mucho alborozo para los niños, y lo digo por experiencia, pues no me
perdía ni un solo año esta fiesta, que celebraba con mi familia en la plazoleta
de Las Cruces . Tampoco me perdía sus
prolegómenos, que compartía con mis hermanos y los demás niños de la calle Espartería, que unidos a los de la calle Capitán Oviedo y la calle Salido, competíamos frente a los de
la Plaza de San Bartolomé , para obtener
los suficientes tirajitos para que nuestra lumbre fuera la más alta y el
monigote que la culminaba llegara al cielo .
En
fin, recuerdos maravillosos de una infancia maravillosa, que no volverá , pero
que ahora puedo volver a vivir gracias a este libro, que tantos momentos y
acontecimientos me está trayendo a la memoria, y que espero ocurra a muchos de
quienes lo lean.
Qué bien describes como era esta noche en nuestra infancia. Luego estuvo algo olvidada pero, en los últimos años se ha vuelto a retomar aunque un poco más artificial
ResponderEliminarLa receta de tu madre es un plato suculento, ideal para estas fechas.