INGREDIENTES
6 huevos
1/2 l. de leche
3/4 Kg. de azúcar
1/4 de l. de aceite desahumado
La ralladura de un limón
1 Kg. de harina candeal
1 caja de gaseosas del Tigre
Canela molida
Moldes de papel
PREPARACIÓN
Mezclar los huevos, el azúcar, la harina, la ralladura de la piel del limón, un poco de canela , el aceite desahumado frío ( para desahumar el aceite se calienta el éste en una sartén con la cáscara de naranja y cuando empiece a echar humo se aparta.) y la leche. Remover bien y añadir los sobres de gaseosas, echando primero los blancos, removiendo y agregando después los azules.
Formar una masa sin grumos y rellenar los moldes de madalenas o magadalenas, pero sólo hasta la mitad. Espolvorear con azúcar cada molde y meter en el horno precalentado hasta que estén doradas, teniendo cuidado de no abrir durante la cocción el horno, para evitar que no suban.
Aunque hoy día, no tenemos tiempo para detenernos a elaborar este tipo de bollería, y la oferta del mercado es cada día más amplia, no cabe duda que no pueden igualar a unas buenas magdalenas caseras.
Por eso, desde estas páginas, animo a todas y todos a sentarse alrededor de una mesa a compartir con la familia y amigos estas riquísimas magdalenas. Esas mesas camilla de las de antes, grandes, con sus faldillas de fieltro. Esas mesas camillas que unían a la familia alrededor de ella, donde se decidían los acontecimientos importantes. Allí también es donde nos sentábamos a pintar, a bordar, a charlar con las vecinas, cuando las vecinas eran como la propia familia. Con ellas se compartía casi todo, no como ahora que apenas sabemos quienes viven en la puerta de al lado, porque nuestro estilo y ritmo de vida está cambiando mucho, y nos perdemos muchas cosas buenas por el camino.
¿Quién en los años sesenta y setenta no ha hecho su vida alrededor de esta mesa camilla?
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